miércoles, 28 de diciembre de 2011

Argentina III: Península Valdés


Peludo (Chaetophractus villosus). P.Valdés

Sí, lo reconozco, soy un homo tv. Muchos de los viajes que he realizado o que tengo en la carpeta de pendientes han nacido de la pequeña pantalla. Creo que fue "El Arca de Noé", la serie de tve con Joaquín Araujo como guionista en la que observé, como primicia, el comportamiento predatorio de las orcas (orcinus orca) varándose deliberadamente en Península Valdés para atrapar lobos (Otaria flavescens) ó elefantes marinos (Mirounga leonina) en plena temporada de reproducción de estos últimos. No había cumplido los 15 años. Más tarde descubrí que esa playa era Punta Norte y, si alguna vez podía viajar a Argentina, sin ninguna duda P.Valdés formaría parte del recorrido.
Las orcas muestran un fuerte componente cultural en el desarrollo de sus habilidades de caza. Hay grupos que están especializados en el ataque a ballenas, como los que se han podido grabar en Baja California, otras acuden regularmente a los estuarios y desembocaduras de ríos salmoneros en temporada de desove y algunas hasta han aprendido a sabotear las almadrabas de capturas de atunes del Estrecho de Gibraltar, incluso devorar directamente de la caña las capturas de atunes frente a las costas de Cádiz, pero eso no lo echaban por la tele en mi adolescencia... ;-) Por cierto, en el muy recomendable museo del mundo marino en Matalascañas (Huelva) se puede observar el esqueleto montado de una hembra de orca que quedó varada malherida tras un disparo, que se sospecha de almadraberos.
Así se hace el cordero patagónico
Tras casi 800 km. de carretera desde Esquel alcanzamos primero Trelew donde hicimos noche. Al día siguiente entramos en la península a través de Puerto Madryn, quedando alojados en "La Nube del Ángel" en el encantador pueblecito de Puerto Pirámides.
Aunque el momento estelar deseado era, sin ninguna duda, la observación de las orcas, Valdés tiene multitud de encantos:

El interior de la península es un páramo de vegetación arbustiva y espinosa, atravesado por pistas del peligroso "ripio" ó según dicen los paneles informativos: "riesgoso", donde observamos con frecuencia Choiques ó Ñandúes Petizos (Pterocnemia pennata) así como grupos de Guanacos (Lama guanicoe) y una especie que todavía no habíamos visto: la simpática Liebre Patagónica ó Mara (Dolichotis patagonum). El punto aviar lo pusieron una pareja de Martinetas Copetonas (eudromia elegans) que apeonaron cruzando elegantemente la carretera buscando aguardo entre ralos arbustos espinosos.
La costa presenta numerosos accidentes: caletas, acantilados, playas y es la costa y el propio mar con sus dos golfos lo más atractivo y el principal reclamo del lugar. Al estar en Puerto Pirámides, elegimos el Golfo Nuevo para navegar con la empresa Moby Dick en un bote "semirígido" que recomiendo, pues al ser una embarcación más pequeña, la experiencia y el contacto con los cetáceos es más intensa. Nuestro piloto se llamaba Fernando Alonso, nombre fácil de recordar, un tipo simpático y afable que sabe lo que hace y no molesta a estos misticetos.

La experiencia de navegar entre estos gigantes es algo único, no creo que haya muchos encuentros con especies salvajes que causen tanta impresión como este. Las Ballenas Francas Australes (Eubalaena australis) acuden con sus crías a P.Valdés fuera del periodo de alimentación, que es cuando migran al oceáno Antártico, se cree que en el área próxima a las Georgias del Sur. Así pues, es habitual ver a madres con crías, como ocurrió en nuestro caso.
Al aproximarnos pudimos observar en la distancia sus poderosos saltos, cuando asoman casi por completo su cuerpo que cae como un peso muerto sobre la superficie del mar causando un poderoso estruendo.
Esta ballena es de las medianas, pues rara vez supera los 15 metros, pesando entre 40-60 toneladas. ¡imaginad a la Ballena Azul con sus 30 metros y casi 100 toneladas!
Se calcula que la población de esta ballena en los golfos de Valdés son de unos 2.500 ejemplares, dándose cita en el mismo anualmente unas 600 de ellas. Las fotos que aquí se muestran son de la madre que navegó con nosotros por espacio de unos intensos 15-20 minutos. En el video se observa también al ballenato, que de forma sorpresiva cambió de rumbo y pasó literalmente bajo el bote... y su madre tras de él.
Ballena Franca Asutral (Eubalaena australis). Península Vadés. El Chubut. Argentina.
 

Las distancias en P.Valdés, sin ser enormes, se hacen largas, quizá por el pavimento de ripio y su continuo traqueteo. En Playa Larralde nos encontramos con una Ballena varada, sobre la que se alimentaba un hacendoso grupo de Gaviotas Cocineras (Larus dominicanus) mientras, frente al mar, cazaban afanososos un grupo de Gaviotines Sudamericanos (Sterna hirundinacea) cuando una sombra masiva pasó por delante del campo de visión de mis prismáticos a corta distancia. Era un tosco Petrel Gigante del Sur (Macronectes giganteus) que no dejó de volar en la linea de la costa frente a nosotros por un rato largo, pronto supimos por qué rondaba este potente carroñero la zona: próximo a ese punto estuvimos disfrutando con las evoluciones de una bulliciosa colonia de Lobos Marinos de Un Pelo (Otaria flavescens).

Lobería: Colonia de Lobos Marinos próxima a Playa Larralde. P. Valdés. El Chubut. Argentina.

En Punta Norte, mientras esperamos sin éxito a las orcas (ya lo he dicho) nos acompañaron varios oportunistas muy acostumbrados a la limosna de turistas, como delataba su confiado comportamiento. El Armadillo ó Peludo de la foto superio también andaba por aquí en idéntica actitud.
Sinsonte Patagónico (Mimus patagonicus). Punta Norte. P.Valdés. El Chubut. Argentina.
Yal Negro (Phrygilus fruticeti). Punta Norte. P.Valdés. El Chubut. Argentina.
También estuvimos en la pingüinera de Caleta Valdés, zona de cria de los Pingüinos Magellánicos (Spheniscus magellanicus), no tan espectacular como Punta Tombo, pero interesante igualmente. A esta especie se le conoce como burrito por el rebuzno tan logrado que emite.

Elefantería en Punta Delgada. P.Valdés. El Chubut. Argentina.
La dureza de la patagonia. Así titulé esta impresionante foto que muestra semimomificado este ejemplar de lobo marino y donde se puede observar su particular dentición de dos caninos superiores, clara adaptación evolutiva al consumo del resbaladizo pescado. Playa Larralde. P.Valdés. El Chubut. Argentina.
Dejamos este paraiso con la espina de no haber podido presenciar en directo las escenas de caza de las orcas, pero ¡qué mejor excusa para regresar algún día!

No hay comentarios:

Publicar un comentario